Múltiples y Oríginales implicó un proceso de investigación y catalogación de mas de 3000 documentos que incluyen obras de arte, archivos, y otras fuentes visuales o audiovisuales de lo que resultó un archivo de consulta que se encuentra parcialmente referenciado la publicación que actualmente se encuentra en proceso de edición; la exposición estuvo compuesta por mas de 300 objetos entre obras de arte, cine, audiovisual, carteles, maquetas publicitarias, libros, artefactos tecnológicos y algunas reproduccioes museográficas de caracter publicitario; la consecución de estos materiales fue posible gracias a la colaboración de museos, coleccionistas privados, artistas y publicitas.El proceso de investigación y montaje estuvo apoyado por un equipo de estudiantes de la carrera de Artes Visuales de la Pontificia Universidad Javeriana.

IMÁGENES DE UN ESTADO VULNERABLE

Durante los años setenta, especialmente durante el último periodo del Frente Nacional, el Estado colombiano necesitó del manejo de una imagen institucional clara y sólida para sus programas de gobierno e instituciones, esto con el fin de compensar la débil gobernabilidad y cobertura que en la práctica lo caracterizaba. La necesidad de fortalecerse como Estado había dado lugar a la implementación de convenios internacionales como la Alianza para el Progreso que para ciertos sectores pudieron percibirse como intervencionismo extranjero sumándose a la fragilidad del Estado. Este y otrs apoyos internacionales atravesaron escenarios institucionales, comerciales y culturales que impactaron en hábitos de consumo, y estimularon campos de producción visual a nivel corporativo, publicitario y artístico. Dentro de los artistas colombianos interesados en poner en evidencia esa tensión se encuentran Bernardo Salcedo y Antonio Caro quienes, en algunas de sus obras, apropiaron fuentes visuales relacionadas con la visualidad cotidiana para colocar en entredicho la pretendida autonomía y legitimidad del Estado.

LA IMAGEN DEL CAMPO ARTÍSTICO

La década de 1970 implica un periodo de madurez para el campo artístico: muchas galerías y museos lograron consolidarse, al tiempo que la actividad académica en el plano histórico, teórico y crítico permitió un auge de publicaciones y proyectos bibliográficos escritos por artistas y autores especializados en temas tanto de arte, como de arquitectura, diseño, fotografía y cine. A través de estos proyectos se produjeron colecciones que permitieron reconocer un desarrollo particular del diseño gráfico en la década, entre los que destaca la Biblioteca Básica Colombiana editada por Colcultura, la Revista Arte en Colombia, la Revista del Arte y la Arquitectura, y otro tipo de propuestas editoriales y gráficas novedosas que acompañaron la dinámica actividad cultural del periodo.

ENCUADRES, PANTALLAS Y COLOR

La fotografía, el cine y la televisión se convirtieron durante la década del 70 en experiencias para la visualidad cada vez más masivas, transformando y construyendo otras representaciones mediadas por la particularidad de sus tecnologías. Las salas de cine comercial y los cineclubes barriales tuvieron su época de esplendor, convirtiéndose en un lugar privilegiado de encuentro social. Fue allí donde varios artistas encontraron lecciones y referentes visuales que resultaron igual o más relevantes que los aprendidos en las escuelas de arte o museos. Así mismo, se popularizaron diversos formatos y soportes fotográficos que hicieron de la fotografía un medio habitual para la documentación de la cotidianidad, su circulación se trasladó más allá de los periódicos y álbumes de familia para ocupar un campo central en el arte, ya fuese como un nuevo lenguaje creativo o como herramienta técnica en procesos de creación. Finalmente, en 1979 la televisión colombiana incorporó el sistema de emisión color cerrando una década caracterizada por un fuerte auge en la implementación de tecnologías de la image.

MÚLTIPLES, RECICLAJES Y COLLAGE

Los medios masivos de comunicación, en particular los periódicos y las publicaciones seriadas, fueron lugares privilegiados de difusión para producir intervenciones, apropiaciones y reelaboraciones propiciadas por algunos artistas que comprendieron que de esa manera lograban formular unos trabajos cargados de visualidad e información cotidiana, así como de circulación inmediata. Las obras de artistas como Álvaro Barrios, Beatriz González, Gustavo Zalamea, Juan Camilo Uribe, Luis Paz y Pedro Manrique Figueroa presentaron un lenguaje que se acercó al utilizado por la gráfica de circulación masiva, abriendo la posibilidad de que un público ajeno al campo del arte se acercara a sus trabajos. Simultáneamente el desarrollo de la publicidad planteó procesos creativos que contextualizaron prácticas artísticas contemporáneas como el reciclaje, el montaje y el collage, e introdujeron procesos de creación innovadores dentro del campo de la ilustración, la diagramación y la animación en campañas de expectativa que insertaban el producto de una manera contundente y versátil en términos visuales.

ESCENAS Y PERSONAJES URBANOS

La construcción de imaginarios sociales y urbanos generados a través de la producción visual de este periodo permite ver un contrapunto entre los campos de la publicidad, el diseño y el arte. Si bien la matriz fotográfica fue un punto de partida común para estas prácticas visuales, sus resultados semánticos no fueron necesariamente afines o semejantes, ya que muchos artistas optaron por abordar asuntos o temas relacionados con su propia vida y cotidianidad, tales como el erotismo, la vida de personajes marginales, cambios en los usos de la arquitectura tradicional o moderna, escenas del mundo suburbano, temas que en conjunto dan cuenta de una diferente experiencia urbana caracterizada por el amplio crecimiento de las ciudades y una desmedida explosión demográfica.